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La identidad digital en la industria financiera: defensa y arma

  • Sep 27,2024
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La biometría y criptografía reducen el riesgo de suplantación de identidad, pero también abre nuevos riesgos si no se hace adecuadamente.Identidad digital vs el fraude financiero

El uso de la biometría ha sido clave para mejorar la seguridad del sistema financiero mexicano, con bancos y Afores coincidiendo en su efectividad para reducir fraudes y delitos.

Sin embargo, su implementación aún presenta retos, pues mientras algunas instituciones han adoptado rápidamente esta tecnología, lo que les ha ayudado en la inclusión de nuevos clientes, pero también fraudes.

Según Juniper Research, la identidad digital está transformando la industria financiera, especialmente en la prevención del fraude. Para 2024, se estima que las verificaciones de identidad digital superarán los 70,000 millones, lo que representa un aumento del 16% respecto al año anterior.

Esta expansión está impulsada por la creciente adopción de métodos de verificación biométrica, como el reconocimiento facial y los controles de “liveness” (vivacidad), que han demostrado ser particularmente efectivos para prevenir fraudes como la toma de control de cuentas y el fraude con tarjetas en operaciones no presenciales.

“La biometría no es solamente tu cara o un documento de seguridad más tu cara. Hay decenas de aplicaciones de biometría, como la voz o incluso la forma de caminar, que son características únicas y difíciles de cambiar”, señaló Manuel Aranda, gerente general de desarrollo en Inetum México.

Las instituciones financieras, en particular los bancos digitales, están a la vanguardia de esta transformación. Juniper predice que el sector bancario realizará 37,000 millones de verificaciones de identidad en 2024, representando el 53% del mercado global. Esto refleja cómo los bancos digitales dependen de estas tecnologías para garantizar transacciones seguras, mientras que los bancos tradicionales están adoptando medidas similares para ponerse al día.

Las tendencias apuntan a la integración de métodos pasivos y biométricos para mejorar tanto la seguridad como la experiencia del usuario. Por ejemplo, los sistemas de verificación que combinan reconocimiento facial con estimación de edad permiten una mayor personalización y robustez en el proceso de validación.

Los proveedores de servicios de verificación de identidad digital deben colaborar con los sistemas bancarios centrales para facilitar el acceso a estas soluciones, o corren el riesgo de ser superados por competidores mejor conectados.

“La identidad soberana será una tendencia futura, en la que los usuarios tendrán un control total sobre sus datos a través de blockchain. Podrás, por ejemplo, conceder permisos temporales para que terceros accedan a tu información en situaciones específicas, como un tratamiento médico en otro país”, precisó Aranda.

Las empresas de ciberseguridad advierten sobre la importancia de encriptar los datos biométricos y de implementar mecanismos de autenticación multifactorial. Además, enfatizan la necesidad de diversificar las bases de datos y no confiar únicamente en un repositorio centralizado.

Por ejemplo, McAfee subraya que la segmentación de bases de datos y el uso de inteligencia artificial para detectar anomalías en el uso de la identidad digital son clave para mitigar riesgos. También recomienda que las instituciones financieras inviertan en actualizaciones continuas de software y parches de seguridad para mantener sus sistemas a salvo de las amenazas más recientes.

Principales riesgos en el uso de identidad digital:

Aunque las tecnologías biométricas son más seguras que las contraseñas tradicionales, no son infalibles. Los ciberatacantes pueden acceder a bases de datos y obtener información biométrica, lo que pone en peligro la privacidad de los usuarios, además la recopilación de grandes cantidades de datos biométricos y personales en bases centralizadas, como la del INE, hace que estas bases sean objetivos atractivos para hackers.

Con tecnologías, como los deepfakes, se pueden crear identidades falsas, lo que compromete la autenticidad de las transacciones basadas en reconocimiento facial o de voz. Además la biometría no siempre es precisa, factores como el desgaste de la piel o condiciones ambientales pueden dificultar el reconocimiento de huellas dactilares o faciales.

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