Esta semana se anunció que el mayor ensamblador de iPhone en todo el mundo llegará a México para fabricar chips de Nvidia. Esta es su historia y a qué se dedica en el sector tech.
Foxconn confirmó esta semana que México será la sede de “la mayor instalación” para la producción de los superchips GB200 de Nvidia. El anuncio generó mucho entusiasmo por el impacto que estos componentes tendrán en el mundo de la Inteligencia Artificial, pero no muchos saben a qué se dedica esta empresa de origen taiwanesa.
Foxconn se fundó en 1974 y actualmente es una de las empresas más importantes en el mundo de la tecnología, pues se trata de uno de los mayores ensambladores de dispositivos electrónicos alrededor del mundo.
Cuenta con plantas de ensamblaje en Asia (donde China y, más recientemente India, son sus principales mercados), Europa y América (incluido México, en donde cuenta con una sede en Chihuahua), en las cuales arma alrededor del 40% de los productos de electrónica de consumo del mundo.
Según datos de su último reporte financiero, publicado a inicios de este mes, sus ingresos para el periodo fueron de 57,300 millones de dólares, debido a la fuerte demanda de servidores de IA, que son precisamente a los que se dedicarían en la próxima planta de Jalisco.
Otro de los puntos fuertes de su negocio es el ensamblaje de productos electrónicos de consumo inteligentes, en donde también registró un crecimiento intersemestral, debido a lanzamientos de nuevos teléfonos, como la última versión del iPhone, uno de sus principales bastiones.
Apple es la empresa más valiosa del mundo, pero una muy buena parte de ese logro se dio de la mano de Foxconn, la compañía que ha sido medular para que los dispositivos de la manzana lleguen a todos los usuarios del mundo.
La relación entre estos dos gigantes inició en la década de los 90, cuando la taiwanesa le comenzó a suministrar componentes simples a la californiana para la fabricación de sus computadoras iMac.
Sin embargo, la diversificación de productos Apple profundizó aún más los lazos entre ambas empresas. En la década de los 2000 se convirtió en el fabricante del iPod y a partir del 2007, año en que se presentó el iPhone, Foxconn se encargó de su producción.
La relevancia de la firma para Apple es tal que fabrica más del 60% de los millones de iPhone que se venden en todo el planeta cada año, especialmente durante el último trimestre del año, que suele ser de los de mejor rendimiento.
“Al entrar en la temporada alta en la segunda mitad del año, anticipamos que nuestra operación ganará impulso gradualmente”, comentó la empresa cuyas acciones han subido un 86% en lo que va del año.
Eso sí, Foxconn no ha estado lejos de las polémicas, principalmente en China, donde las fuertes restricciones durante la pandemia generaron fuertes disturbios en sus fábricas de ese país, lo cual detuvo la operación y provocó que la empresa comenzara a invertir más desarrollos de plantas en otros países, como India.
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Además de la planta para los superchips de Nvidia, Foxconn ya había comenzado su relación con México tiempo antes. La taiwanesa opera en Ciudad Juárez, Chihuahua, desde el 2004 y su papel ha sido tan relevante que en 2011 sus exportaciones ascendieron a 8,600 millones de dólares, es decir, el 2% de las exportaciones totales de México en aquel año.
En agosto del 2022, la tecnológica también anunció una inversión de 241.2 millones de dólares para ampliar su capacidad de producción de servidores de IA en el país, cantidad que se sumó a la inyección de 453 millones de pesos mexicanos para comprar un terreno de 421,600 metros cuadrados en Jalisco.
El año pasado, además, anunció una asociación estratégica con el gobierno de Chihuahua con el objetivo de impulsar la formación de talento, fomentar la tecnología innovadora y promover el desarrollo de energía sostenible.
La asociación tiene la finalidad de elevar las capacidades industriales de la entidad, empoderar a su fuerza laboral y contribuir al desarrollo económico sostenible a partir de un enfoque en aprovechar las oportunidades del nearshoring; potenciar el talento humano y fomentar la innovación; y generar esfuerzos colaborativos en el desarrollo de energía eléctrica.
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