El cambio de los objetivo de guerra de Israel, para centrarse más en su frontera con el Líbano, ha estado acompañado de una escalada en la violencia entre ambas partes.
El conflicto entre Israel y el grupo chiita libanés Hezbolá ha llegado a su nivel más grave durante la última semana, con el cambio de los objetivos de guerra del Estado hebreo para centrarse más en lo que pasa en su frontera con Líbano.
Desde el estallido de la guerra con Hamás en Gaza, el 7 de octubre de 2023, la frontera entre Israel y Líbano es escenario de constantes intercambios de disparos con Hezbolá que hacen temer una expansión del conflicto a esta zona.
Esta violencia ha matado a cientos de personas en Líbano, en su mayoría combatientes islamistas pero también civiles, y a decenas de soldados y civiles en Israel, que desalojó a decenas de miles de residentes en la zona.
Pero la escalada de los últimos siete días no tiene comparación. Explosiones de dispositivos de comunicación de los miembros de la organización, bombardeos y amenazas cada vez más intensas han marcado los últimos días, mientras la comunidad internacional intenta evitar una guerra abierta entre las dos partes.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció el martes 17 de septiembre la inclusión entre sus objetivos de guerra del regreso de la población evacuada en el norte del país debido a las hostilidades con el movimiento libanés Hezbolá.
En un comunicado, la oficina de Netanyahu comunicó el la actualización de los objetivos de guerra para incluir “el regreso seguro de los residentes del norte a sus casas”.
Un día antes, el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, informó a un enviado estadounidense, Amos Hochstein, que las perspectivas de evitar una escalada con Hezbolá “se están agotando”.
En este encuentro, Gallant defendió que la “acción militar” era “la única forma que les quedaba para garantizar el regreso de las comunidades del norte de Israel a sus casas”.
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El movimiento islamista libanés asegura actuar en apoyo de su aliado palestino Hamás y sus responsables afirman que detendrán sus acciones si se alcanza un alto el fuego en Gaza.
Durante el fin de semana previo, su número dos, Naim Qasem, dijo que el grupo “no tiene intención de ir a la guerra”, pero que si Israel “la desencadena (…), habrá amplias pérdidas en ambos lados”.
Al menos 14 personas murieron y casi 3,000 resultaron heridas cuando los localizadores usados por miembros de Hezbolá —incluidos combatientes y médicos— detonaron simultáneamente en todo el Líbano.
Las detonaciones comenzaron sobre las 15:30 hora local en el sur de Líbano, en los suburbios del sur de Beirut conocidos como Dahiyeh y en el valle oriental de la Bekaa, todos ellos bastiones de Hezbolá.
Testigos de Reuters y residentes de Dahiyeh afirmaron que seguían oyendo explosiones a las 16:30 hora local.
El ministro de Información libanés, Ziad Makary, dijo que el gobierno condenaba la detonación de los localizadores como una “agresión israelí”.
Hezbolá también culpó a Israel de las explosiones y dijo que recibiría “un castigo justo”. El Ejército del Estado judío no quiso hacer comentarios a las preguntas de Reuters sobre las detonaciones.
Un funcionario de Hezbolá, que habló bajo condición de anonimato, dijo que la detonación de los localizadores era la “mayor brecha de seguridad” a la que se había visto sometido el grupo en casi un año de guerra con Israel.
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El Ministerio de Asuntos Exteriores libanés describió las explosiones como una “peligrosa y deliberada escalada israelí” que, según dijo, había ido “acompañada de amenazas de extender la guerra hacia Líbano a gran escala”.
Radios portátiles usadas por Hezbolá detonaron el miércoles en todo el sur de Líbano y en los suburbios del sur de Beirut, avivando aún más la tensión con Israel, un día después de explosiones similares de localizadores del grupo.
El Ministerio de Sanidad libanés dijo que al menos 20 personas murieron y unas 450 resultaron heridas en los suburbios de Beirut y el valle de la Bekaa, mientras que el número de víctimas mortales de las explosiones del martes ascendió a 12, entre ellas dos niños, y casi 3.000 personas fueron heridas.
Al menos una de las explosiones tuvo lugar cerca de un funeral organizado por Hezbolá por los muertos del día anterior, cuando miles de localizadores usados por el grupo explotaron en todo el país e hirieron a muchos combatientes del grupo.
Hezbolá recurrió a buscapersonas y otros dispositivos de comunicación de baja tecnología en un intento de eludir la vigilancia israelí de los teléfonos móviles.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo el miércoles que el “centro de gravedad” de la guerra se está moviendo “hacia el norte”.
Hezbolá dijo el miércoles que había atacado posiciones de artillería israelíes con cohetes, la primera agresión desde las explosiones.
No se supo de inmediato cuándo lanzó Hezbolá su último ataque con cohetes, pero normalmente el grupo los anuncia poco después de llevarlos a cabo, lo que sugiere que disparó contra las posiciones de artillería israelíes el miércoles.
Los ataques israelíes que hicieron estallar radios y localizadores de Hezbolá traspasaron todas las líneas rojas, dijo el jueves el líder del movimiento libanés, en un discurso emitido mientras los estampidos sónicos de aviones de guerra israelíes sacudían los edificios de Beirut.
“No hay duda de que hemos sufrido un gran golpe militar y de seguridad sin precedentes en la historia de la resistencia y sin precedentes en la historia de Líbano”, dijo el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en su discurso televisado, filmado en un lugar no revelado.
“Este tipo de matanza, de ataque y de crimen puede no tener precedentes en el mundo”, dijo, apareciendo ante un fondo rojo con su habitual turbante negro.
Los atentados “traspasaron todas las líneas rojas (…) El enemigo sobrepasó todos los controles, las leyes y la moral”, afirmó, añadiendo que los atentados “podrían considerarse crímenes de guerra o una declaración de guerra, podrían llamarse cualquier cosa y merecen llamarse cualquier cosa. Por supuesto que esa era la intención del enemigo”.
Mientras se emitía la grabación, los ensordecedores estampidos sónicos de los aviones de guerra israelíes sacudieron Beirut, un sonido que se ha convertido en habitual en los últimos meses pero que ha cobrado mayor importancia a medida que la amenaza de una guerra total se ha ido intensificando.
El ejército israelí dijo el jueves que había atacado cientos de lanzaderas de cohetes de Hezbolá que habían sido preparadas para disparar hacia Israel, en lo que fuentes de seguridad en Líbano dijeron que era el ataque más intenso desde que comenzaron las hostilidades en octubre pasado.
Israel anunció el viernes que “eliminó” a un jefe militar de Hezbolá en un bombardeo que según el Ministerio libanés de Salud dejó 45 muertos y decenas de heridos en el suburbio sur de Beirut, un bastión de la formación islamista proiraní.
“Los aviones de combate de la Fuerza Aérea de Israel llevaron a cabo un ataque selectivo en la zona de Beirut, eliminando a Ibrahim Aqil, comandante de la unidad Radwan”, y a otras “figuras de primer plano de la red de operaciones y la cadena de mando” de ese cuerpo de élite de Hezbolá, indicó un portavoz del ejército en un comunicado.
Hezbolá confirmó este viernes que Aqil fue asesinado en un ataque de Israel.
El movimiento islamista dijo que Aqil, “uno de sus grandes líderes”, murió en “su camino a Jerusalén”, fórmula que usa para referirse a los combatientes víctimas de las fuerzas israelíes.
Los mandos eliminados se hallaban reunidos “bajo tierra en el corazón de un barrio residencial”, precisó posteriormente el portavoz del ejército, Daniel Hagari, al añadir que “unos 10 comandantes murieron allí”.
Estados Unidos ofrecía una recompensa de 7 millones de dólares por información sobre Aqil, considerado como un “miembro principal” de la organización que reivindicó el atentado contra la embajada estadounidense en Beirut en 1983, que dejó 63 muertos.
El número de muertos en un ataque israelí contra una unidad de élite de Hezbolá en las afueras de Beirut el viernes subió a 45, anunció el domingo el Ministerio de Salud libanés.
“El número de muertos asciende a 45”, dijo el ministerio en un comunicado. El anterior balance era de 37 fallecidos.
Las operaciones “continúan para limpiar los escombros por tercer día consecutivo” y se están tomando muestras de ADN para determinar la identidad de algunas de las víctimas, agregó el ministerio.
El primer ministro de Líbano, Najib Mikati, anunció el sábado haber cancelado su participación en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, tras los ataques israelíes que provocaron una nueva escalada entre Israel y el Hezbolá libanés.
Mikati indicó en un comunicado que canceló su viaje “a la luz de los acontecimientos relacionados con la agresión israelí a Líbano”, en referencia al bombardeo del viernes de un suburbio de Beirut y a las explosiones esta semana, atribuidas a Israel, de bíperes y walkie-talkies del movimiento islamista libanés Hezbolá.
El ejército israelí indicó el sábado que estaba bombardeando con “decenas de aviones” el sur de Líbano, desde donde el movimiento islamista Hezbolá multiplica los disparos de cohetes contra Israel en solidaridad con Hamás, su aliado palestino en Gaza.
“Durante la última hora, hemos lanzado un ataque a gran escala en el sur del Líbano, después de identificar preparativos de Hezbolá para disparar contra territorio israelí”, declaró por la noche el portavoz del ejército, Daniel Hagari, agregando que “decenas de aviones de la Fuerza Aérea” participaban en esa operación.
El número dos de Hezbolá, Naim Qasem, afirmó este domingo que el movimiento islamista libanés había entrado en una “nueva fase” en la batalla que libra contra Israel desde que estalló la guerra en la Franja de Gaza hace casi un año.
“Hemos entrado en una nueva fase”, la del ajuste de “cuentas pendientes”, declaró durante el funeral de Ibrahim Aqil, un alto rango militar muerto el viernes en un bombardeo israelí.
“Las amenazas no nos detendrán: estamos preparados para todos los escenarios militares” frente a Israel, añadió en las que constituyen las primeras declaraciones oficiales de un alto cargo del partido después del ataque israelí.
El domingo, el ejército israelí bombardeó objetivos de Hezbolá, después de que el movimiento disparara contra zonas residenciales en el norte de Israel, alcanzando suburbios de Haifa.
Cientos de miles de personas tuvieron que dirigirse a refugios en el norte, donde todas las escuelas cerraron hasta el lunes por la tarde, indicó el ejército.
“Unos 150 cohetes, misiles de crucero y drones” fueron disparados hacia el norte de Israel durante la noche, sin causar “daños importantes”, añadió la misma fuente.
Los disparos dejaron un edificio en llamas, otro lleno de metralla y vehículos calcinados, según las tropas israelíes.
En Líbano, las autoridades reportaron tres muertos en los bombardeos israelíes del domingo. Hezbolá anunció por su parte la muerte de dos combatientes.
Con información de AFP y Reuters