Los ataques de Israel, que asegura apunta a Hezbolá, han provocado la muerte de cientos de personas y han llenado los hospitales de heridos.
Heridos llegando en masa a los hospitales y habitantes huyendo despavoridos: un ambiente de terror reina este lunes en el sur de Líbano, donde la aviación israelí lanzó un aluvión de bombas, dejando centenares de muertos.
El pánico se extendió incluso hasta la capital, Beirut, donde muchos habitantes recibieron mensajes de advertencia israelíes en celulares y teléfonos fijos.
“Es una catástrofe, una masacre”, dijo a la AFP Jamal Badrane, un médico del hospital Auxilio Popular de Nabatieh, una ciudad del sur.
“Los bombardeos no cesan, nos bombardearon cuando prestábamos ayuda a los heridos”, denunció Badrane.
El Ministerio de Salud libanés anunció a última hora del día que los incesantes ataques aéreos en el sur y el este del país dejaron 492 muertos, entre ellos 35 niños, y 1.645 heridos, el mayor balance de víctimas mortales en casi un año de violencia transfronteriza.
Por su parte, el ejército israelí dijo haber golpeado más de 1.300 objetivos del movimiento islamista Hezbolá en Líbano en las últimas 24 horas.
“Los heridos siguen llegando, la situación es muy difícil”, afirmó un empleado del hospital público de Tebnine, en el sur de Líbano, que prefirió no ser identificado.
Los bombardeos empujaron a las calles a cientos de habitantes del sur de Líbano, que intentaban huir.
En la ciudad costera de Tiro “cientos de personas llegaron” a una escuela que alberga a desplazados, indicó Bilal Kachmar, un funcionario del organismo de gestión de catástrofes, mientras que muchos “acampan en las calles”. “Otros esperan sentados en las calles” ser realojados, añadió.
Cientos de vehículos con familias enteras estaban atrapados en gigantescos embotellamientos en Sidón, una importante ciudad del sur de Líbano, constataron fotógrafos de la AFP.
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Nazir Rida, un periodista, abandonó precipitadamente Beirut para ir por su familia, que vive en el pueblo de Babliyeh.
“Nadie se esperaba a esta escalada repentina. Nuestro pueblo se había librado hasta ahora de las bombas”, dijo a la AFP, en los atascos en Sidón.
“Dejé a mis hijos en el pueblo, considerado más seguro que los suburbios del sur de Beirut”, un bastión de Hezbolá que la semana pasada fue blanco de un bombardeo que dejó 45 muertos, incluyendo numerosos civiles.
El ministro de Educación, Abás Halabi, anunció el cierre de las escuelas el martes en todo el país.
En Beirut, muchos habitantes recibieron en sus casas o en sus oficinas mensajes israelíes de advertencia.
“Recibí un mensaje en mi celular que decía ‘si están en un edificio donde hay armas de Hezbolá, aléjense'”, contó a la AFP Jaled, un capitalino que no quiso comunicar su apellido.
El mismo mensaje, pero grabado, fue recibido en las líneas fijas de muchas oficinas, incluyendo la del Ministro de Información, Ziad Makary.
“Cuando la asistente del ministro contestó, escuchó un mensaje grabado pidiendo (al personal) que evacuara el edificio o se encontrarían bajo las bombas”, indicó la oficina del ministro.
El ministro denunció la “guerra psicológica” que, según él, libra Israel.
La radio oficial libanesa, ubicada en el mismo inmueble, recibió un mensaje similar y las personas presentes evacuaron el edificio, constató un fotógrafo de la AFP.
Escuelas y guarderías del centro de Beirut pidieron a los responsables ir a buscar a sus hijos a media jornada, según padres de familia.
Hezbolá, poderoso actor político y militar en Líbano, abrió un frente en la frontera con Israel hace casi un año, tras el inicio de la guerra en la Franja de Gaza, en apoyo a su aliado islamista Hamás, en el poder en ese territorio palestino.
Los duelos de artillería en ambos lados de la frontera se han multiplicado desde la ola de explosiones de bíperes y walkies-talkies de miembros de Hezbolá, atribuidas a Israel, de la semana pasada, que dejaron 39 muertos y casi 3,000 heridos en bastiones de la milicia en Líbano, según las autoridades.
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