Ante la ONU, Netanyahu anunció más bombardeos contra Hezbolá, enfocándose en Nasrallah. Los ataques exacerban la crisis humanitaria y aumentan el riesgo de guerra total en la región.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reafirmó este viernes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que Israel continuará sus ataques contra Hezbolá en Líbano, una declaración que vino acompañada por un anuncio del ejército israelí sobre bombardeos recientes al cuartel general de la organización islamista en los suburbios de Beirut.
Poco después de que concluyera su intervención en Nueva York, el ejército israelí informó que lanzó nuevos ataques contra Hezbolá en el sur de Líbano, incluyendo un “bombardeo de precisión” que tenía como objetivo el “cuartel general” de la milicia en la periferia sur de la capital libanesa. Este complejo de edificios, que también alberga infraestructura militar, es considerado un punto estratégico en la red de operaciones del grupo chiita.
Medios israelíes apuntaron que el ataque tenía como objetivo al líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, aunque una fuente cercana al movimiento proiraní aseguró que Nasralá se encuentra “sano y salvo”. El bombardeo destruyó al menos seis edificios en la zona, según la misma fuente, exacerbando aún más la crisis humanitaria en el área. Este incidente subraya la determinación de Israel de eliminar a los líderes y núcleos operativos de Hezbolá, incluso a riesgo de generar una mayor desestabilización en la región.
27 DE SEPTIEMBRE: El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu habla durante la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) en la sede de la ONU el 27 de septiembre de 2024 en la ciudad de Nueva York. Los líderes mundiales se reunieron para la Asamblea General mientras el mundo continúa enfrentando importantes guerras en Gaza, Ucrania y Sudán, junto con la amenaza de un conflicto más amplio en el Medio Oriente.
(STEPHANIE KEITH/Getty Images via AFP)
Netanyahu, en su intervención ante la ONU, insistió en que “Israel no tiene otra opción” más que continuar sus operaciones militares hasta que todos los objetivos estratégicos sean alcanzados. Según el mandatario, Hezbolá representa una amenaza directa para la seguridad de Israel y afirmó que la organización terrorista está profundamente enraizada en la red de operaciones iraníes en la región. Esta declaración llega en un momento en que el gobierno israelí enfrenta fuertes presiones internacionales para aceptar una tregua temporal.
El conflicto en el Líbano ha entrado en su quinto día consecutivo de bombardeos israelíes contra Hezbolá, que ha lanzado múltiples ataques con cohetes hacia Israel en represalia. A nivel internacional, las palabras de Netanyahu también sepultan las expectativas de una tregua temporal de 21 días, propuesta el miércoles por Francia y Estados Unidos, que contaba con el apoyo de otras potencias occidentales y varios países árabes. La negativa israelí a negociar un alto el fuego refuerza las preocupaciones de que el conflicto podría escalar a un nivel más amplio, arrastrando a actores regionales adicionales y exacerbando las ya tensas relaciones entre Israel e Irán.
Desde el lunes, más de 700 personas han muerto en Líbano, la mayoría de ellas civiles, como resultado de los bombardeos israelíes. El Ministerio de Salud libanés advirtió que las cifras de víctimas podrían seguir aumentando en los próximos días debido a la intensidad de los ataques. Este periodo de violencia ya ha sido catalogado como el más mortífero que ha enfrentado el país “en una generación”, según declaraciones recientes de la ONU.
El secretario general de la ONU, António Guterres, instó el viernes a ambos bandos a detener las hostilidades, advirtiendo sobre una “catástrofe humanitaria” si las hostilidades continúan. La ONU también ha informado que más de 118.000 personas han sido desplazadas de sus hogares por la violencia de los últimos días, una cifra que sigue aumentando a medida que la situación se agrava. Este nuevo desplazamiento masivo se suma a la ya crítica crisis de refugiados que afecta a Líbano desde el inicio de la guerra civil en Siria y la afluencia de refugiados palestinos en las últimas décadas.
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El viernes, un alto funcionario de seguridad israelí sugirió que una incursión terrestre en Líbano es una posibilidad “muy real”, aunque aclaró que, de llevarse a cabo, sería “lo más breve posible” para evitar una escalada mayor del conflicto. Este comentario se produce tras las declaraciones del jefe del Estado Mayor israelí, general Herzi Halevi, quien había instado a las tropas a prepararse para una eventual operación terrestre en el sur de Líbano, similar a la que tuvo lugar durante la guerra de 2006 contra Hezbolá.
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Mientras tanto, el primer ministro libanés, Najib Mikati, calificó los ataques israelíes como una “guerra genocida” y pidió a la comunidad internacional que intervenga para detener la agresión israelí. Mikati advirtió que si la violencia continúa, las consecuencias para la estabilidad del Líbano podrían ser irreparables. Hezbolá, por su parte, ha reiterado su compromiso de continuar los ataques hasta que se detenga la “agresión” en Gaza y Líbano.
En respuesta a los ataques israelíes, el movimiento chiita reivindicó nuevos disparos de cohetes hacia las ciudades israelíes de Haifa y Tiberíades, ambas en el norte del país. Estas ciudades, especialmente Haifa, albergan importantes instalaciones industriales, incluidas fábricas de defensa, lo que las convierte en objetivos estratégicos para Hezbolá. El ejército israelí informó que interceptó cuatro drones lanzados desde Líbano y un cohete dirigido a la región de Haifa.
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A mediados de septiembre, las fuerzas israelíes admitieron que el “centro de gravedad” de su conflicto con Hamás se estaba desplazando hacia la frontera norte con Líbano, lo que marca una nueva fase en las hostilidades. Israel ha declarado que su objetivo es asegurar el regreso de los miles de civiles desplazados en el norte del país debido a los ataques de Hezbolá, pero este objetivo parece cada vez más difícil de alcanzar en medio de la creciente violencia.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, advirtió sobre el riesgo de una “guerra total” en la región, que tendría consecuencias “devastadoras” para Israel y Líbano. Austin también sugirió que cualquier cese de hostilidades debería incluir un acuerdo integral en Gaza, aunque la posibilidad de alcanzar un alto el fuego en la Franja de Gaza sigue siendo lejana. Netanyahu, por su parte, aseguró que Israel luchará hasta lograr una “victoria total”, lo que incluye la desmilitarización completa de Hamás y la liberación de todos los rehenes que permanecen en Gaza.
Con información de AFP.