El demócrata Joe Biden ganó las elecciones a Donald Trump gracias a triunfos muy cerrados en estados como Arizona y Georgia, que tradicionalmente son republicanos.
Las elecciones de 2020 en Estados Unidos se caracterizaron por sus resultados cerrados en la mayoría de los estados clave. Entonces, el demócrata Joe Biden derrotó al republicano Donald Trump, quien jamás reconoció la victoria de su rival, pues argumentaba que se cometió un fraude del que no presentó pruebas.
Cuatro años después, el escenario es muy parecido. Trump y la demócrata Kamala Harris estaban casi empatados en las encuestas en los siete estados columpio. Ohio, que también es un considerado por algunos un estado clave, ya fue otorgado al republicano, de acuerdo con las proyecciones de medios estadounidenses.
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Biden ganó el Colegio Electoral gracias a sus triunfos en Pensilvania, un viejo bastión demócrata, pero también por en Arizona y Georgia, dos estados tradicionalmente republicanos, un hecho considerado histórico.
El Colegio Electoral, integrado por 538 miembros, decide formalmente la presidencia de Estados Unidos. El demócrata superó los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para ser nombrado presidente cuatro días después de las elecciones.
Biden obtuvo la misma cantidad de votos electorales que Donald Trump en 2016, cuando del lado demócrata estaba la ex secretaria de Estado Hillary Clinton. Entonces el republicano calificó su triunfo como “aplastante”.
Aunque el voto popular nacional no determina el resultado de las elecciones, Biden estaba por delante por más de 5.3 millones de votos, o 3.4 puntos porcentuales. Su participación en el voto popular, 50.8%, fue ligeramente superior a la participación de Ronald Reagan en 1980, cuando derrotó a Jimmy Carter.
Trump perdió el voto popular en 2016 por algo más de 3 millones de votos frente a Clinton.
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