Donald Trump y Kamala Harris se han volcado a hacer campaña en un puñado de estados que podrían darles el gane en las elecciones.
Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, se han volcado en hacer mitines en solo unos cuantos de los 50 estados que componen Estados Unidos; sin embargo, estos pocos territorios serán los definitivos para la elección.
En cada elección, hay estados que son determinantes para definir al próximo presidente del país, debido al sistema electoral estadounidense, pues se trata de una elección indirecta en la que los votantes eligen a un colegio electoral, que a su vez, representa de manera más o menos proporcional a los distintos estados.
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En la mayoría de los estados, quien gana en el estado se lleva todos los votos electorales. Las excepciones son Maine y Nebraska, que dividen sus votos: otorgan dos delegados al candidato que gane el voto popular y los restantes se dan por los distritos en los que está dividido cada estado y que le da los asientos en el Congreso. Maine tiene cuatro delegados y Nebraska, cinco.
Algunos estados son históricamente demócratas y otros republicanos. Siete estados y Washington, DC, han votado constantemente por el candidato presidencial demócrata desde 1988, y 13 estados han votado constantemente por el candidato presidencial republicano.
Esto explica que los candidatos se centren en aproximadamente una decena de estados que habitualmente varían entre un lado y otro, influyendo en el resultado electoral, los famosos estados columpio (“swing states”).
Los más importantes son aquellos con mayor número de grandes electores, como Pensilvania (19), Ohio (17) y Georgia (16), sin embargo, estos estados pueden variar de elección a elección.
Desde 1992, 30 estados han votados por un candidato del partido opuesto al que votaron en la elección previa por lo menos una vez y 26 estados han sido ganados por menos de 3 puntos en por lo menos una elección, por ejemplo, Florida y Nevada, que han tenido márgenes muy estrechos de victoria en cinco de las últimas ocho elecciones.
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Los estados que votaron con el actual presidente, el demócrata Joe Biden, en las elecciones de 2020, pero por Donald Trump en las elecciones de 2016. Se trata de Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin.
Los márgenes apretados también indican que un estado puede ser ganado por cualquiera de los dos partidos. En 2020, siete estados fueron ganados por un margen de tres puntos porcentuales o menos. Además de los estados antes mencionados, esta característica incluye a Carolina del Norte y Nevada.
De estos estados, el premio más valioso es Pensilvania, que otorga 19 de los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia de Estados Unidos. Los demócratas lo saben y han invertido muchos recursos para conquistar a los votantes de este estado.
Un combinado de 211 millones de dólares de mensajes centrados en la Casa Blanca se emitirá solo en Pensilvania, según el análisis de Axios sobre el gasto publicitario, y es el único estado en el que hay una paridad relativa en el gasto.
El elevado coto de la vida, debido a la inflación, castiga especialmente a Pensilvania, pues el precio de los alimentos ha aumentado más rápidamente ahí que en cualquier otro estado, de acuerdo con Datasembly.
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La alta inflación podría perjudicar a Harris, ya que las encuestas sugieren que los votantes tienen una visión desfavorable de la economía. Trump ha tratado de atacar a su nueva adversaria fijándola a la economía de Biden.
Wisconsin es el mayor arrepentimiento de los demócratas en 2016. El estado, en el que los republicanos no habían ganado desde 1984 —en la segunda elección que ganó Ronald Reagan—, votó entonces por Donald Trump.
La candidata demócrata, Hillary Clinton, confiada en que contaría con los 10 votos electorales del estado, no realizó actos de campaña ahí. Los demócratas no están dispuestos a cometer el mismo error y Kamala Harris inició su campaña a la presidencia con un acto en Milwaukee.
Wisconsin es un estado complicado. En 2016 y 2020, el candidato ganador tuvo una ventaja de apenas 20,000 votos, por lo que cada voto conquistado puede ser un triunfo para los candidatos.
Nevada suele ser un estado que vota por los demócratas, pero las encuestas muestran que en esta elección, podrían inclinarse por el republicano. Sin embargo, la presencia de Harris, una candidata más joven que Joe Biden, podría animar la elección.
El voto latino es importante en este estado, donde la recuperación económica después de la pandemia de covid ha sido más lenta. Trump ha tratado de conquistar a los votantes de este estado con una agenda de menores regulaciones e impuestos más bajos.
Otro estado en la que la presencia del voto latino será fundamental es Arizona, en la frontera con México.
La migración es uno de los temas más importante en este estado. Donald Trump ha atacado repetidamente a Harris por sus logros en la materia, debido a que Joe Biden le encomendó aliviar la crisis fronteriza. El republicano ha prometido una deportación masiva de inmigrantes si regresa a la Casa Blanca.
El acceso al aborto también es un tema clave en este estado, sobre todo después de que los republicanos intentaron reinstaurar una ley de 160 años que prohibía casi totalmente la interrupción del embarazo.
Para Donald Trump, la elección en Georgia en 2020 es una pesadilla que aún lo persigue. Entonces, trató de intervenir en los resultados electorales en el estado, de acuerdo con las autoridades. Actualmente, Trump enfrenta un caso criminal por estos hechos, que se suma a los otros asuntos que tiene pendientes con la justicia.
Con 33%, Georgia tiene una de las proporciones más altas del país de afroamericanos en su población, y se cree que este grupo demográfico fue fundamental para que Biden cambiara el estado en 2020.
Este grupo de votantes se había mostrado desilusionado por Biden, pero la campaña de Kamala Harris, la primera mujer afrodescendiente que busca la presidencia del país, puede animar a este estado.
Michigan, uno de los estados que conforman el cinturón de óxido, también se puede convertir en un dolor de cabeza tanto para demócratas como republicanos. Con la población más grande de árabes estadounidenses, Michigan ha mostrado el rechazo a las políticas de Estados Unidos a favor de Israel.
Durante la contienda de las primarias demócratas de Michigan en febrero, más de 100,000 votantes eligieron la opción “no comprometida” en sus papeletas, después de que activistas que quieren que el gobierno de los Estados Unidos detenga su ayuda militar a Israel.
Carolina del Norte puede ser un estado muy seguro para los republicanos, pero los demócratas creen que hay manera de girar este estado a su favor. Solo una vez desde 1980 los 16 votos electorales del estado han sido para los demócratas.
El partido de Kamala Harris tiene motivos racionales para pensar que pueden dar la vuelta: los votantes qno afiliados a ninguno de los partidos son el bloque más grande del estado, con casi 37% diciendo que no coinciden con una etiqueta republicana o demócrata. Los demócratas tienen una ligera ventaja de 2 puntos allí, pero eso no es suficiente para llevar al estado.