Las sequías y crecidas extremas que se producen en varias partes del mundo son un indicador de las evoluciones futuras, con un ciclo más irregular debido al cambio climático, advirtió la ONU.
Los caudales de los ríos de todo el mundo cayeron a mínimos históricos el año pasado en medio de un calor récord, poniendo en peligro el suministro de agua en una época de creciente demanda, mostró el lunes un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU.
Las prolongadas sequías redujeron el caudal de los ríos en gran parte de América del Norte, Central y del Sur, y las cuencas del Misisipi y del Amazonas registraron niveles mínimos récord de agua en 2023. Las cuencas de los ríos Ganges y Mekong también experimentaron condiciones inferiores al promedio, según el informe sobre el Estado de los Recursos Hídricos Mundiales, basado en datos que se remontan 33 años.
No obstante, también se produjeron numerosas crecidas a nivel mundial. Los fenómenos hidrológicos extremos se vieron influidos por condiciones climáticas naturales -la transición de La Niña a El Niño a mediados de 2023-, así como por el cambio climático inducido por los humanos, señala la OMM.
“A raíz del aumento de las temperaturas, el ciclo hidrológico se ha acelerado. También se ha vuelto más irregular e impredecible, y nos enfrentamos a problemas crecientes de exceso o escasez de agua”, explicó la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo, en una rueda de prensa celebrada en Ginebra.
En conjunto, el 50% de las cuencas hidrográficas del mundo mostraron condiciones anormales, la mayoría deficitarias, lo que redujo la disponibilidad de agua para la agricultura y la industria.
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Entre el 1 de enero y el 26 de septiembre, se registraron más de 400,000 incendios en toda la región.
“Recibimos señales de alerta en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas que se cobran numerosas vidas y perjudican gravemente a los ecosistemas y las economías”, añadió Saulo.
Actualmente, 3,600 millones de personas carecen de acceso suficiente al agua, por lo menos, durante un mes al año, cifra que previsiblemente aumentará hasta superar los 5,000 millones de aquí a 2050, según datos de ONU.
“El agua se está convirtiendo en el indicador más revelador de la angustia de nuestro tiempo por el clima y, sin embargo, como sociedad mundial, no estamos tomando medidas para proteger estas reservas”, advirtió Saulo.
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Los especialistas aún no pueden atribuir con certeza las lluvias intensas que se han registrado en varias partes del mundo al cambio climático.
El año 2023 fue el más cálido en los registros, las elevadas temperaturas y las débiles precipitaciones contribuyeron a prolongar las sequías. La sequía amazónica se ha repetido este año, con la aparición de bancos de lodo en segmentos anteriormente navegables.
Stefan Uhlenbrook, director de Hidrología de la OMM, dijo que esperaba más escasez de agua este año en partes del mundo donde se han registrado nuevos récords de calor. “Es muy probable que este tiempo caluroso y seco siga traduciéndose en un bajo caudal de los ríos”, declaró a la prensa.
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La evaluación regular de los riesgos climáticos es fundamental para mantener la resiliencia operativa. Las empresas deben adoptar un enfoque proactivo.
El calor récord del año pasado también provocó las mayores pérdidas de masa de los glaciares del mundo en 50 años, según el informe de la OMM. En total, perdieron 600 gigatoneladas de agua en un año de deshielo extremo.
Según Uhlenbrook, los ríos alimentados por glaciares, como los de Europa y Escandinavia, registraron caudales elevados, pero en los próximos años disminuirán considerablemente. “Cuando el glaciar desaparezca dentro de unas décadas. Será muy dramático”, afirmó.
Con información de Reuters y AFP.