Una de las científicas pioneras en el estudio de la migración climática habla sobre la importancia de desarrollar una política pública que proteja a las personas desplazadas por el cambio climático.
Armelle Gouritin es una de las pioneras en el estudio de la migración climática, un proceso del que se hablaba de manera mínima hasta que el ser humano comenzó a vivir de manera cercana los efectos del cambio acelerado en la temperatura del planeta: sequías, inundaciones, el aumento del nivel del mar y con ello la desaparición de fracciones de tierra, de casas y de poblaciones.
Gouritin dice que nunca sintió un rechazo o la recepción desde la incredulidad sobre el tema que ella investiga desde hace más de una década, pero que algo ha cambiado en los últimos años: ahora el cambio climático tiene el rostro de comunidades que han sido forzadas a desplazarse y eso lo ha comenzado a cambiar todo.
Lo que antes se visualizaba sólo como un escenario a futuro ha comenzado a ser tangible y también de esto ya hay números y proyecciones. Ninguna tan optimista como para dejar el concepto de migración climática de lado.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ya ha dado una proyección, en la que plantea que hacia 2050 –en menos de dos décadas– en México 3.1 millones de personas podrían verse obligadas a migrar por razones climáticas. La proyección del BID sólo toma en cuenta los desplazamientos al interior del país y no los de quienes deberán cruzar alguna frontera o llegarán a México por los mismos motivos.
“Desde el inicio sentí un gran interés por el tema. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INEEC) sabe desde hace mucho que es un fenómeno que está pasando y que va a tomar más relevancia porque lamentablemente vamos hacia el peor de los escenarios”, dice Gouritin en entrevista. “Pero el gran cambio que veo es que ahora hay un rostro sobre este fenómeno. Es decir que ya, y eso creo que es muy importante, vemos más allá de los números, vemos rostros y ahora sabemos que es un fenómeno que impacta a la gente”.
Desplazados climáticos: La otra crisis
Las sequías o las inundaciones dejan miles de desplazados cada año y el cambio climático aumenta la cifra. Se trata de personas que deben dejar su hogar, pero que no siempre abandonan su país.
Con esto último, Gouritin se refiere a casos como la comunidad de El Bosque, en Tabasco, una población que de a poco ha tenido que dejar sus hogares. Todo porque el nivel del mar ha aumentado de tal manera que ha cubierto las casas, las iglesias, las escuelas, los panteones. El Bosque ha sido la primera población a la que se le ha denominado como desplazados climáticos. Una figura que es todo y nada. Todo porque involucra el reconocimiento de quienes han tenido que desplazarse por los efectos de los cambios en la temperatura. Nada porque ser denominados de esta manera no les garantiza ningún derecho o protección legal.
La figura de desplazado climático es reconocida desde 2016 en la Ley General de Cambio Climático y también se encuentra incluida en las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional, que fueron modificadas en 2022, pero que hasta ahora poco garantizan. “En materia de desplazamiento interno, a la fecha no hay el reconocimiento por un instrumento ad hoc de la figura jurídica y administrativa del desplazado interno”, comenta Armelle Gouritin.
El país incluso no cuenta con un censo de desplazados climáticos ni se ha dado a conocer una política pública para su atendimiento. Existe una propuesta de ley en el Congreso desde hace ya varios años, pero la cual aún no pasa al proceso de ser discutida y, por tanto, no puede ser votada. “Y no es ni de lejos la primera propuesta”, acota Gouritin. “Y también lo que veo es que aún no queda claro cuál institución se va a hacer cargo. Hay muchísimas instituciones que aquí tienen capacidades y pueden tener responsabilidades”.
El camino de los desplazados climáticos en México
Calentamiento global
A nivel internacional, la figura también es incipiente. El sistema internacional de las Naciones Unidas suma varios años trabajando sobre el tema, pero hasta ahora no existe ningún texto que reconozca la calidad de una persona, comunidad desplazada o el fenómeno de movilidad climática y por lo tanto, tampoco protege a quienes son afectadas. El marco legal a nivel internacional referente a los refugiados tampoco reconoce a las personas desplazadas por el cambio climático.
Tener una cifra es importante, pero es de lejos lo único en que será necesario centrarse, dice la investigadora. El cambio climático y por tanto, el desplazamiento forzado motivado por este, afectará en diferentes dimensiones a los sectores de la población. “El cambio climático no afectará de igual manera a una mujer de la ciudad que a una mujer indígena”, ejemplifica. “Creo que ya queda muy claro que es un fenómeno de gran alcance y que va a impactar de manera desproporcionada a las personas y las comunidades más vulnerables, sea económicamente, socialmente. Porque también se dan toda una serie de discriminaciones basadas sobre el género, la orientación sexual. Y luego tienes las causas raíz, discriminaciones, corrupción, impunidad”.
