El cambio climático provoca fenómenos meteorológicos extremos que golpean la oferta de productos agrícolas, lo que impacta en sus precios a nivel global.
De junio de 2023 a mayo de 2024, la temperatura media mundial fue la más alta registrada, con 1.63 grados centígrados por encima de la media preindustrial de 1850-1900, según el conjunto de datos ERA5 de Copernicus Climate Change. Y esto apenas comienza. De acuerdo con la ONU, las temperaturas mundiales podrían alcanzar niveles récord en los próximos cinco años debido a los gases de efecto invernadero y a los fenómenos meteorológicos de El Niño y La Niña.
“El cambio climático tiene efectos tanto directos como indirectos en los sistemas agroalimentarios debido a regímenes de precipitaciones y temperaturas cambiantes e impredecibles, una mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos y catástrofes como sequías e inundaciones y brotes de plagas y enfermedades”, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Todos estos efectos afectan la producción global de granos, y al igual que con cualquier otro bien: una caída en la oferta, mientras la demanda se mantiene o sube, provoca un incremento en los precios. De hecho, en los últimos cinco años se han registrado los mayores niveles en el índice de precios de la FAO desde que se tiene registro.
De acuerdo con el índice de precios mensual del Banco Mundial, los alimentos han subido 150% del 2000 a la fecha. Algunos de los alimentos que registran la mayor alza en el precio son la naranja, el pescado y la carne de res.
Siempre han existido fenómenos naturales que afectan al campo, pero el cambio climático aumentó sus consecuencias devastadoras y su frecuencia, además de que los ciclos agrícolas se han modificado. Las temperaturas más altas también se reflejan en inviernos menos fríos, con lo que proliferan las plagas, que cada vez se extienden más y se complica su control, explica Ana Azuara, especialista en commodities de Banco Base.
“Lo que ha hecho en gran medida (el cambio climático) es generar mucha volatilidad en el mercado agrícola, porque evidentemente afecta la producción, desde que se siembra hasta que se cosecha”, dice Azuara.
El incremento en el precio de los granos tiene un efecto dominó y repercute en otras industrias, como la ganadería, lo que finalmente impacta a la alza el índice de precios al consumidor. Una escalada de la inflación obligaría a los bancos centrales a volver a subir sus tasas de referencia, lo que aumenta el costo de endeudamiento y limita a que las personas y las empresas puedan acceder al crédito, limitando el consumo y la inversión, lo que genera una ralentización de la economía.
Latinoamérica y el Caribe registran la mayor pérdida de biodiversidad en 50 años
El Informe Planeta Vivo 2024 revela un declive del 73% en la abundancia poblacional, a nivel mundial, de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios en 50 años.
Aún no es tarde, pero se requieren medidas integrales de adaptación al cambio climático que reduzcan o eviten las emisiones de gases de efecto invernadero. En la agricultura el reto es doble, no solo es un sector sensible al cambio climático, sino que contribuye al ser responsable del 22% de las emisiones a nivel mundial, de acuerdo con la FAO.
“Debemos actuar de inmediato a gran escala. Resulta fundamental crear sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes para hacer frente a la crisis climática, la inseguridad alimentaria y la pérdida de biodiversidad”, señaló Maria Helena Semedo, directora general adjunta de la FAO, en el informe de 2023 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).