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Comisión de Ayuda a Refugiados, con reto presupuestal, de corrupción y xenofobia

  • Oct 06,2024
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Durante el sexenio de AMLO, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados operó entre presiones de EU y bajo presupuesto, lo que debe mejorar el próximo gobierno para fortalecer al organismo.Los retos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados

El sexenio que terminó puso a prueba en más de una ocasión a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). El organismo recibió una cifra récord de solicitudes de refugio en medio de presiones de Estados Unidos para que México contuviera la migración centroamericana. También operó con bajo presupuesto y enfrentó una creciente xenofobia de la ciudadanía, a la par que combatía la corrupción en algunas de sus oficinas municipales.

Pese al contexto complicado, la Comar ha logrado dar refugio y protección complementaria a más personas, afirma su ex titular, Andrés Ramírez Silva. Sin embargo, reconoce que la Comisión necesita más dinero para operar.

“El reto de la Comar, particularmente, es la necesidad de fortalecer su capacidad operativa a través de incrementar su presupuesto, fundamentalmente”, menciona en entrevista.

Aumentan solicitudes de refugio

Aunque la Comar cerró el sexenio con un gasto que duplica el del último año del gobierno anterior, todavía no es suficiente para la cantidad de solicitudes que recibe. En 2018 se le aprobó un presupuesto de 25.8 millones de pesos y atendió a 29,410 personas. Para 2024 el gasto aprobado fue de 51.2 millones, en términos nominales.

Sin embargo, desde 2019 se ha disparado el número de solicitantes. Ese año fue de 70,196 personas y, salvo en 2020, por las restricciones de la pandemia de covid-19, la cifra continuó en aumento hasta alcanzar un récord en 2023, de 140,783 personas solicitantes de refugio.

Este sexenio, como nunca en la historia, tuvimos una vorágine de personas”,

Andrés Ramírez Silva, extitular de la Comar

La implementación del Título 42 tuvo como consecuencia que más migrantes buscaran refugio en México. Se trató de una política impuesta por Estados Unidos entre marzo de 2020 y mayo de 2023 para expulsar a migrantes, prohibirles la entrada o restringir las solicitudes de refugio por supuestos motivos de salud.

Aunque el Título 42 se canceló, las medidas restrictivas se mantuvieron con el Título 8, que permite el arresto y deportación exprés de migrantes que no soliciten refugio. Así que la demanda de refugio en México continuó al alza.

“Ahí sí tuvimos una situación de casi colapso de la Comar. Para septiembre del año 2023, la Comar estaba casi cerrando las puertas porque ya no podíamos más. Llegó a haber hasta 7 mil personas llegando a Chiapas diariamente”, recuerda su ex titular.

Pero muchas de las personas que solicitaban refugio no deseaban quedarse en México. Hacían el trámite para después pedir al Instituto Nacional de Migración una tarjeta de visitante por razones humanitarias, documento que les permite moverse por el país y llegar al norte.

Este fenómeno puso a prueba la capacidad operativa de la Comar, que tuvo que implementar dos estrategias: aplicar un triage de identificación de las personas que realmente necesitan el refugio, mientras que Migración suspendió temporalmente la entrega de tarjetas de visitante por razones humanitarias.

Y este año disminuyeron las solicitudes de refugio. Hasta agosto, la Comar registró 52,395 solicitantes. De seguir sus proyecciones, 2024 cerrará con alrededor de 80,000, 43% menos que el año previo.

Andrés Ramírez Silva, coordinador general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar)

Andrés Ramírez Silva, ex coordinador general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
(Foto: Dulce Soto / Expansión Política)

Esto ha permitido que la Comar aumente la protección a quienes realmente requieren refugio, sostiene Ramírez Silva.

“Gracias a esta medida, ahorita tenemos, entre reconocimiento de refugiados, más protección complementaria. Antes era el 72%, ahora ya llegamos al 80%”, menciona.

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Pese a los retos presupuestales, el extitular de la Comar afirma que su administración alcanzó otros logros: pasó de cuatro a 13 oficinas, de 100 trabajadores a 400 y cuadruplicó su eficacia en los tiempos de respuesta. Participa en 11 mecanismos regionales de protección cuando antes no estaba en ninguno y, sostiene, la Comar se convirtió en líder de refugio en América.

Corrupción y xenofobia

Sin embargo, el ex comisionado aún advierte de otros retos, además del gasto, que seguirá enfrentando el organismo. La corrupción es uno de ellos, expuso al impartir en la Universidad Iberoamericana la conferencia La situación del refugio en México.

Su administración identificó en las oficinas de Tapachula y Tenosique que los trabajadores aceptaban dinero a cambio de favorecer en los trámites a quienes pagaban y a funcionarios que, con información confidencial de la Comar, montaban negocios externos de asesoría de trámites.

Es central el combate a la corrupción. ¿Por qué? Porque se está medrando a costa de las personas y, en efecto, en la Comar, no solamente antes, ahora existe corrupción y no ganamos nada con hacernos de la vista gorda”,

Andrés Ramírez Silva, ex coordinador general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.

“Y uno podría pensar: ¿Y por qué en la Comar hay corrupción? Fíjense que la corrupción en la Comar no está en la parte administrativa, porque la Comar no maneja dinero, está, y ni siquiera en la Ciudad de México, que están más vigilados y la gente tiene mucho más sensibilidad, ocurre mucho más en lugares como Tenosique, Tapachula, mucho más alejados”, agrega.

Aunque sostiene que los responsables fueron retirados de esas oficinas, no duda que se repitan estos esquemas si se debilita la vigilancia. “Quitamos a mucha gente de ahí, pero sigue la mata dando, porque es una especie de madeja”, afirma.

El otro reto importante es lo que considera un aumento de la xenofobia en México. El ex comisionado recordó que tuvo que mudar su sede de la colonia Juárez porque los vecinos estaban en contra de un campamento que migrantes colocaron cerca de la Comar.

Aunque, sostiene, no esperaban un trámite, el rechazo se incrementó y la Secretaría de Gobernación cambió la oficina a la colonia Anzures, donde también se opusieron a su instalación. Así que la Comar acabó en la alcaldía Iztapalapa.

“Esto de que México y su tradición de asilo, a veces suena muy bonito y nos encanta a los mexicanos presumir de eso, pero no necesariamente es tan monolítico ese punto de vista, y lo que hoy es pequeño, mañana se puede volver grande”, advierte.

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